lunes, 16 de julio de 2012

Síntomas característicos de un funcionamiento deficiente del hígado son:

Nuestro órganos, son los principales afectados cuando llevamos una mala vida y una alimentación inadecuada.





Malas digestiones, hinchazón abdominal, nauseas especialmente después de comidas grasas, aumento de volumen alrededor del abdomen y estreñimiento. El síndrome de colón irritable, asociado con hinchazón abdominal y flatulencia con frecuencia se debe a un funcionamiento deficiente del hígado. Levantarse por las mañanas con mal aliento y/o lengua manchada, son signos que muestran que definitivamente su hígado necesita ayuda.
Desagradables cambios de humor, depresiones, mente nublada y dificultad para la concentración y memoria. Si el hígado trabaja con dificultad, cantidades excesivas de agentes tóxicos se abrirán paso hacía la corriente sanguínea pudiendo afectar al funcionamiento del cerebro.
Condiciones alérgicas tales como fiebre, urticaria, erupciones cutáneas y asma.
Dolores de cabeza. Desgraciadamente, los calmantes pueden empeorar el hígado ya que este es el órgano encargado de romper la estructura de todo tipo de drogas.
Tensión alta y/o retención de líquidos. Esto puede que sea difícil de controlar mediante una terapia médica. He podido comprobar como la Dieta de Limpieza del Hígado baja los niveles de presión arterial a niveles completamente normales sin la necesidad de utilizar ningún medicamento.
Hipoglucemia o nivel de azúcar en la sangre inestable. Un hígado irritado puede causar fluctuaciones inesperadas en el nivel de azúcar en la sangre, siendo un bajo nivel de glucosa el causante de fatiga, mareo, ligeros dolores de cabeza y necesidad de ingerir azúcar.
Incapacidad para tolerar comidas grasas, enfermedades y piedras en la vesícula biliar. Si se alimenta al hígado con demasiadas grasas saturadas o en mal estado, este intentará expulsarlas fuera del cuerpo a través de la bilis que fluye dentro de la vesícula y después al intestino delgado. Esto elevará el contenido de colesterol en la bilis y puede resultar en piedras en la vesícula (hechas de colesterol endurecido) e inflamación de la vesícula. Si el hígado no trabaja eficazmente, no producirá sales biliares suficientes para mantener el colesterol biliar en solución y entonces se producirán piedras en la vesícula.
Fatiga y síndrome de fatiga crónica. Cuando aquellas personas con cansancio no pueden encontrar una causa para su mal, en el 99% de tales casos encuentro que están ingiriendo demasiadas grasas saturadas o en mal estado y no suficiente cantidad de verdura y fruta.
Excesiva temperatura corporal, que puede que esté asociada con sudoración o fuerte transpiración.
Baja tolerancia al alcohol y a algunos medicamentos tales como los antibióticos.

Alimentos para limpiar el hígado
Pomelo

 Este cítrico contiene una gran cantidad de vitamina C y antioxidantes, por lo que ayuda mucho a que se den correctamente los procesos naturales de limpieza del hígado. Puedes consumirlo en ensaladas de frutas, en forma de jugo o como la fruta estrella de un suave postre.

Verduras de hoja verde

 La vitamina más importante de este tipo de vegetales es la clorofila, que se encarga (entre otras cosas) de absorber las toxinas ambientales que fluyen por nuestra sangre. Su función apunta más a la protección del hígado que a la limpieza ya que neutraliza varios químicos que se encuentran en el cuerpo. Para incorporarlos a la dieta puedes crear jugos dulces o cocidas como guarniciones.

Cereales integrales

Por ejemplo, un interesante cereal es el arroz integral. Además de ayudarte a mantener tu peso normal y alimentarte sano, es ideal para metabolizar la grasa, descongestionando al hígado de cualquier afección. Intenta incorporar todo lo integral a tu dieta.
Vitamina C. Es una vitamina hidrosoluble que ayuda en la detoxicación. La vitamina C es un antioxidante y ayuda también a arducir algunos de los efectos secundarios de la detoxicación, como dolores de cabeza y náuseas.

Multivitaminas. Elige un suplemento multivitamínico que contenga selenio, molibdeno, y zinc.

Remolacha. Las remolachas contienen un alcaloide llamado betaina, que promueve la regeneración de las células del hígado y el flujo de la bilis. También tiene un efecto beneficioso en el metabolismo de las grasas.

Brócoli. El brócoli y otros miembros de la familia brassica (col, coliflor, coles de Bruselas, col rizada) ayudan a las enzimas hepáticas en el proceso de detoxificación.

Cebolla y ajo. Ambos son ricos en compuestos de azufre, implicado en la sulfatación, que es el camino principal de detoxificación para los productos químicos ambientales y ciertos fármacos y aditivos alimenticios. Ayudan en la eliminación de metales pesados dañinos para el organismo



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